¿Por qué depilan los láseres?

19 May 2016 | Blog

En esta ocasión recogemos un interesante artículo del Dr. Juan Ruiz, que nos explica cuáles son los principios de los láseres aplicados a la depilación.

El láser es una luz que, a diferencia de la luz natural o de la luz de una bombilla, que se desplaza en todas las direcciones a la vez, sigue una dirección lineal. Hay muchos tipos de láseres: lo mismo sirven para leer un CD como para enviar información a la estación orbital MIR. En medicina su uso se ha extendido a todos los rincones de sus especialidades, pero es quizás es en dermatología y medicina estética dónde se ha extendido más su uso.

Después de todo, tanto la dermatología como la medicina estética son dos especialidades en las que el objeto de su tratamiento está a la vista y se accede a éste de manera externa. Así, el tratamiento láser es sencillo, cómodo y muy seguro.

El láser, como toda luz, necesita de un objeto diana, esto es, necesita algo que pueda ver. En terminología médica, esto es un cromóforo. Si queremos tratar unas varices, este cromóforo será la sangre en éstasis, si queremos quitar manchas, será la piel pigmentada. En el caso de la depilación el objetivo es el pelo, y más concretamente, la melanina.

Ahora bien, la melanina da color al pelo (de ahí que el láser, actualmente, sólo sirva para tratar pelos oscuros o castaños, no blancos ni rubios), pero también a la piel. El gran éxito del láser es ser capaz de eliminar el pelo sin hacer daño a la piel. Esto se consigue gracias a un concepto llamado relajación térmica. Según la longitud de onda del láser se consigue calentar el pelo y que esa energía llegue al folículo antes de que el calentamiento de la piel llegue a un punto crítico.

A eso ayuda (y mucho), el sistema de enfriamiento que lleve el láser. Este enfriamiento consigue que la relajación térmica de la piel aumente, ya que parte de una temperatura muy inferior y así tarda mucho más en llegar al punto tal que cause daño. Es además una manera muy útil de hacer que la sesión sea menos molesta. Usando intensidades adecuadas, es difícil hacer daño a la piel y sin embargo que la energía llegue al pelo.

Aún así, el pelo no nos interesa como objetivo, si no como medio para llegar al folículo. Aunque acabemos con el pelo, si el folículo está intacto, la depilación no será permanente. Esta es la razón por la que no hay que usar ningún procedimiento que extraiga la raíz del pelo un tiempo antes de la sesión de láser. Si el pelo está al aire, lo usaremos de antena para llevar la energía al folículo. Dependiendo del grosor, usaremos un tiempo de disparo distinto a otro. A más grueso el pelo, mayor tiempo de acción al láser.

Y de esta manera, usando un láser con una longitud de onda afín a la melanina del pelo (diodo o Alejandrita), enfriando la piel para evitar alterar su tiempo de relajación térmica, en un pelo que está “al aire” para que nos lleve la energía al folículo, y haciendo que el efecto del láser actúe durante el tiempo deseado hacemos que nunca más tengamos pelo en zonas donde no lo queramos.

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(Fuente: Corporación Capilar)